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Putin y la masculinidad hegemónica

Escrito por: Iván Ormachea

El personaje

Mirar a Vladimir Putin es como mirar una incógnita. ¿Qué pensará? ¿Qué sentirá? ¿Cara de póker? ¿Será difícil negociar o mediar con él? Un rostro fijo…. No suele mostrar expresión o emoción. Imperturbable, gélido, totalmente controlado. Una mirada de iceberg. Si no estás en su lista de amigos no transmite, no conecta [1].

Vladimir Vladimírovich Putin nació en Leningrado el 7 de octubre de 1952. Político conservador y nacionalista de talla mundial, graduado con honores como abogado por la Universidad Estatal de Leningrado y ex militar ruso. Trabajó como agente del Comité para la Seguridad del Estado de Rusia (KGB) por 15 años. Siendo Primer Ministro aceptó ser Presidente interino en 1999 ante la renuncia del entonces Presidente Boris Yeltzin. Elegido Presidente el año 2000 y reelegido el 2004 como Presidente de Rusia. El 2008, ante la imposibilidad de ser reelegido por segunda vez consecutiva, según manda la Constitución Rusa, nominó a su primer viceprimer ministro, Dimitri Medvedev, como candidato presidencial, ganando este último las elecciones gracias al endoso político. Putin sería designado por Medvedev como su Primer Ministro.

Posteriormente, Putin es nuevamente elegido Presidente en el 2012 y reelegido el 2018 con el 76.6% de los votos, esta vez por un período presidencial de 6 años, debido a la enmienda constitucional impulsada en el Gobierno de Medvedev, que amplió el mandato presidencial. Medvedev sería su Primer Ministro desde el 2012 hasta el 2020. Como se ve el tándem Putin-Medvedev confirma el gobierno liderado por Putin desde inicios del presente siglo. Es el Presidente que ha estado más años gobernando Rusia desde la caída de la URSS. Putin tiene una pasión por el poder político y todo lo que eso implica. Sus críticos, lo cuestionan por haberse quedado en la presidencia y por su gestión autoritaria y corrupta [2], a pesar de gozar de amplia popularidad en su país, según indican las encuestas de opinión [3].

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Cronología y ascenso de Putin en el poder

 

En enero de 2020, Vladimir Putin propuso realizar un referéndum para enmendar nuevamente la Constitución y permanecer en el cargo por dos nuevos mandatos; es decir, hasta el 2036. El referéndum le fue mayoritariamente favorable y en abril del 2021 firmó la ley que le permitirá seguir en el cargo de ser reelegio hasta el 2036.

Duro y dominante

Putin tiene la reputación de ser un hombre duro al tomar decisiones audaces y peligrosas por más que sean altamente riesgosas y políticamente costosas, como cuando resolvió situaciones de extrema volatilidad:

  • En agosto de 1999, liderando el Gobierno Ruso, inició la segunda guerra chechena ante los gritos de secesión, obteniendo buenos resultados militares lo que reditó en su altísima popularidad en Rusia y su primera elección presidencial.
  • La “solución” de la crisis de la toma de 850 rehenes, tomados por extremistas Chechenos, en el teatro Dubrovka de Moscú (octubre de 2002) que tuvo como resultado más de 170 muertos, puesto que se utilizó un gas letal como parte de la operación de rescate.
  • La “solución” a la segunda crisis de rehenes en la Escuela 1 de Beslán (en Osetia del Norte en septiembre de 2004) por un grupo armado islámico quienes tomaron 1,181 rehenes. La operación de rescate tuvo como resultado la muerte de 334 personas (186 niños y niñas) y más de 700 heridos.
  • El apoyo militar directo, desde el 2015, a las fuerzas armadas de Bashar Al Asad en la guerra interna en Siria, a través de bombardeos aéreos a la población y grupos insurrectos.
  • La invasión rusa de Crimea el 2014, territorio sureño de Ucrania, donde se encuentra una población rusa que en una referéndum secesionista autogestionado optó por anexarse a Rusia.
  • La detención arbitraria y el arresto del líder opositor, Alexéi Navalni a inicios del 2020, quien retornó de Alemania a Rusia luego de haber sobrevivido al envenenamiento a un agente nervioso de uso militar denominado Novichok.

Ha demostrado su vocación por dominar, incluso en el más alto nivel. Para muestra un botón. Lo hizo con Ángela Merkel cuando en una visita a Moscú el 2007, dejó que ingrese su gran perro negro a la reunión, sabiendo que la Canciller tiene miedo a estas mascotas[4], y con Barak Obama en un desayuno de trabajo en su casa en las afueras de Moscú el 2009, sin mostrar empatía alguna hacia él y teniendo, como telón de fondo, a un chef con métodos poco convencionales para realizar sus funciones culinarias[5].

Un presidente que usa su cuerpo como herramienta política

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En una de sus rutinas en el gym

 

El tratamiento y ornamentación del cuerpo es un componente a analizar en todo sistema de género y es el cuerpo humano el locus desde el cual se visibiliza la expresión de género de cada uno de nosotros. Por tanto, cómo gestionamos o producimos nuestro cuerpo es un indicador importante de nuestra identidad. Putin es muy estratégico al gestionar su cuerpo puesto que refuerza mediáticamente su imagen viril, exponiendo su torso desnudo, dando cuenta de su buen estado físico el cual mantiene bajo rutinas diarias en el gimnasio y prácticas deportivas.

Aprovecha su calidad de ex militar y ex miembro de la KGB en su relacionamiento con actividades castrenses, mostrando aptitud para el combate o el manejo de armas de guerra. Del mismo modo, realiza actividades deportivas o recreativas competitivas, riesgosas o eventualmente muy físicas manifestando cualidades viriles. Gracias a valores como la disciplina que encontró en el judo, Putin salió de una adolescencia vinculada a problemas con la justicia y, actualmente, ostenta el cinturón negro. En 1999, publicó el libro Aprendiendo judo con Vladímir Putin con unos tutoriales sobre los fundamentos de este deporte. Además practica la lucha rusa, el hockey sobre hielo, el esquí y el automovilismo entre otros deportes física y mentalmente demandantes. De esta manera revalida ante sus seguidores su masculinidad activa, energética,  juvenil e intrépida.

La gestión del cuerpo abarca también detalles como su forma de caminar: erecta, segura y peculiarmente oscilante, la cual ha sido analizada confirmando su imagen de un líder poderoso y siempre en control[6]. Por momentos, la gestión corporal de Putin nos lleva a pensar en una versión eslava del agente 007[7]

Un líder político de carácter hegemónico

Putin encarna en gran medida encarna a una masculinidad dominante y hegemónica que, según indica R. Connell, enarbola una simbología convincente que seduce y alinea a aquellos grupos de varones que se encuentran en relación de subordinación o complicidad, obteniendo su aquiescencia y participación en el juego de dominación que les plantea (hegemonía interna). Se crea una relación de ascendencia basada en su discurso nacionalista, su ideología autoritaria y férrea, su conservadurismo en tema relacionados a políticas de género y cuidado de la familia, y su capacidad de tomar decisiones riesgosas.

La dominación no solo se explica en relación con los otros hombres sino también con las mujeres (hegemonía externa)[8] de quién tiene una concepción  igualmente conservadora y con la comunidad LGTBIQ+a la cual no le reconoce derechos como el matrimonio de personas del mismo sexo o con todo aquello que rompa con los roles tradicionales de género.

Según diversos especialistas en el tema de masculinidades, en el contexto del mundo occidental, esta masculinidad se refiere al hombre heterosexual, fuerte, viril, inexpresivo y exitoso. Para Michael Kimmel, sin embargo, el hombre hegemónico es un hombre en el poder, un hombre con poder, y un hombre de poder; es decir, esta masculinidad se asocia a ser fuerte, exitoso, capaz, confiable, y ostentoso de control. Se podría tratar de héroes de ficción o personajes del cine, televisión o del deporte. Kimmel se estaría refiriendo a un poder fundamentalmente simbólico. Para Demetriou, la masculinidad hegemónica no necesariamente incluye a aquellos hombres que son ricos y poderosos, y menos a aquellos que como ejercicio del poder recurren al ejercicio de la violencia. En esa línea, Connell y Messerschmidt indican que se trata ante todo de un ideal cultural cuyo poder tiene como fuente la autoridad y ascendencia lograda a través de la cultura, las instituciones y la persuasión.

¿Qué hacer ante protagonistas con masculinidades hegemónicas y dominantes en contextos de conflicto?

En cuanto a Putin y la actual invasión militar a Ucrania, una posibilidad es que desde el interior de Rusia, ante algún evento detonante, su figura hegemónica sea desafiada y cuestionada por la agencia de otras masculinidades, sean hegemónicas o no hegemónicas,  y mujeres contestatarias a él o al sistema patriarcal. Esta situación no la vemos en el corto  plazo salvo que enfrente un fiasco de grandes dimensiones en su actual campaña militar en Ucrania. Alexei Navalny al igual que otros opositores, han acabado huyendo del país, detenidos en prisiones o, pero aun, asesinados en extrañas circunstancias[9].

Por el lado de las mujeres, Putin ha tenido opositoras de diverso calibre. Empecemos con las famosas Pussy Riot, el colectivo-banda feminista de punk-rock que nació el 2011, especialista en ‘performances’ de agitación política sobre los derechos LGTBIQ+, el feminismo, la libertad de expresión y  la represión de los movimientos artísticos. En Rusia y todo el mundo se han hecho especialmente famosas por su posición absolutamente frontal en contra de Vladímir Putin teniendo como sueño derrocarlo a través de un levantamiento masivo ciudadano[10].  Esto resulta prácticamente imposible dado el muy alto nivel de popularidad que goza y ha venido gozando Putin durante todos sus gobiernos y por el nivel de represión que han sufrido desde sus iniciales protestas, cuando tres de ellas fueron detenidas tras interpretar en febrero del 2012 su canción de protesta «Virgen María, líbranos de Putin» en plena catedral de Cristo Salvador de Moscú. De otro  lado,  la escritora Anna Politkovstkaya, quien escribió numerosos artículos sobre la violación de derechos humanos por todas las partes en el conflicto Checheno y el libro titulado La Rusia de Putin: la vida en una democracia fallida criticando directamente a Putin, si bien sobrevivió a una serie de atentados y amenazas, fue misteriosamente hallada muerta de cuatro balazos en el ascensor de su departamento en Moscú (2006).

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Las Pussy Riot y Anna Politkovstkaya

En todo caso, cualquiera sea la solución al conflicto con Ucrania, manteniendo el liderazgo de Putin, debe darse dentro del marco de la virilidad que él encarna. La virilidad para Bourdieu tiene una doble dimensión contraproducente, puesto que produce miedo y ansiedad a todo aquello que se asocie a debilidad o feminidad, y aumenta el miedo a perder la estima o admiración del grupo y “perder cara” (imagen social) frente a sus pares o grupo, y ser considerado un hombre débil. Bourdieu concluye indicando que la virilidad es un concepto eminentemente relacional construido ante y para los restantes hombres y contra la feminidad, en una especie de miedo de lo femenino. Por lo tanto,  cualquier solución para un sujeto hegemónico como Putin deberá darse dentro del marco de la preservación de su prestigio e imagen social evitando dejarlo como un hombre débil o el perdedor.

Otra posibilidad es que una personalidad que Putin reconozca como su par —en círculos internacionales se habla de Xi Jinping, el actual Jefe de Estado de la  República Popular China— de una masculinidad hegemónica similar, la cual él respete y escuche, le aconseje llegar a algún tipo de solución negociada que, ante todo, preserve su imagen de nacionalista ruso, fuerte y poderoso. La otra opción es que se enfrente y mida fuerzas ante otra personalidad y nación hegemónica y de similares capacidades para el combate —los Estados Unidos—  lo cual implicaría seguramente la escalada del conflicto bélico y la tentación del uso del arsenal nuclear que en un 90% está en manos de Rusia y los Estados Unidos.

Para un hombre como Putin con una evidente masculinidad hegemónica los comportamientos esperados de un hombre poderoso, según Kaufman, se asocian a lograr un buen desempeño, tener autocontrol, ganarle a los demás, dar órdenes, figurar ante los demás, tener una coraza dura, proveer y lograr resultados. Esperemos que  al final el desarrollo del conflicto no predominen las características personales de Putin y más bien prime la gestión constructiva del concierto internacional en favor de una salida negociada al conflicto en el más breve plazo.

-o-o-o-o-


[1] En Las Entrevistas con Putin, cuatro horas de entrevistas hechas por Oliver Stone, vemos a un Putin totalmente distendido y afable. Un documento fílmico recomendado para conocer mejor al personaje https://www.youtube.com/watch?v=iFZ2nnc6-FQ

[2] Según la revista Forbes, Putin es el hombre más rico de Rusia y se desconoce con certeza cómo logró su acumulación de riqueza https://forbes.es/forbes-ricos/90434/hombre-mas-rico-rusia-detras-putin/

[3] Ver https://www.statista.com/statistics/896181/putin-approval-rating-russia/

[4] Ver el minuto 3 al 4 del video https://www.youtube.com/watch?v=NXWYLCZAuX0

[5] Ver el video en: https://www.youtube.com/watch?v=5P1q3IDjBaI

[6] Ver Video “Secretos del lenguaje corporal, Parte 1” https://www.dailymotion.com/video/x7sawhj del minuto 3:10 al 4:50

[7] Ver https://www.youtube.com/watch?v=wuknn4112tw desde el minuto 7 al 10:13.

[8] Los conceptos de hegemonía externa e interna fueron acuñados por D. Z. Demetriou en su artículo “Connell’s concept of hegemonic masculinity: A critique”. Theory and Society. Nro. 30. 2001. Pp. 337–361.

[9] Ver https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-56643447

[10] https://www.abc.es/cultura/musica/abci-pussy-riot-punks-azote-putin-demente-capaz-disparar-rusos-protesten-contra-202203081934_noticia.html

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