El proceso de diálogo entre pueblos amazónicos y representaciones del gobierno nacional y gobiernos regionales una vez más ha atraído la atención de los medios. Las noticias no son muy alentadoras luego que la Procuraduría del Ministerio de Justicia solicitó ante las autoridades juiciales la disolución de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) que viene actuando fácticamente en el Grupo Nacional de Coordinación para el Desarrollo de los Pueblos Amazónicos a la cual nos referiremos como Mesa Amazónica.
Recordemos que esta Mesa se forma a consecuencia de los luctuosos sucesos del 5 de junio en Bagua en la cual murieron 33 personas, en su gran mayoría policias, como resultado de una intervención policial para desbloquear carreteras en el sector denominado la curva del diablo.
El proceso de diálogo entre el Estado y las representaciones amazónicas ha ido avanzando lográndose constituir y poner en funcionamiento la Comisión Investigadora de los hechos del 5 de junio en Bagua, y en la elaboración de propuestas de los grupos de trabajo sobre:
• Los decretos legislativos cuestionados por las comunidades amazónicas referidas a tierras, territorio y recursos naturales.
• Los mecanismos de consulta a los pueblos indígenas amazónicos según lo establece el Convenio 169 OIT.
• Desarrollo Amazónico para los pueblos amazónicos.
El proceso se encuentra prácticamente en su quinto mes de funcionamiento y resulta preocupante que a lo largo de su funcionamiento se hayan producido ciertos acontecimientos que no contribuyen a construir confianza entre los actores y a fortalecer el proceso de diálogo que impulsa la Mesa.
Algunos de estos hechos son:
• La ampliación de las denuncias penales a dirigentes de AIDESEP (Junio y Julio 2009)
• En la presentación del Estado peruano ante la Comisión para la Eliminación del Racismo y la Discriminación (CERD-ONU) en Ginebra, el Ministro de Justicia responsabiliza a los nativos amazónicos por la muerte de 33 personas en Bagua (Agosto 2009)
• La juramentación de una junta directiva paralela de AIDESEP con participación del Instituto Nacional del Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuanos (INDEPA) y del Presidente del Gobierno Regional de Amazonas, ambos integrantes de la Mesa Amazónica (Agosto 2009)
• Otorgamientos de concesiones en zonas amazónicas para estudios en cuanto a la construcción de una mega represa en la zona de Inambari (Setiembre 2009) y para actividades de exploración petroleras en la Reserva Comunal Amarakaeri, Madre de Dios (Octubre 2009).
• La ODECOFROC, organización afiliada a la AIDESEP, presentó ante el CERD una “Acción Urgente” demandando al Estado peruano por su actuar excluyente, racista y discriminatorio (Agosto, 2009) .
• El Ministerio de Justicia solicita judicialmente la disolución de la AIDESEP (Octubre 2009)
• La ORPIAN, otra organización afiliada a la AIDESEP, exige al gobierno hasta el 12 de noviembre retirar la demanda de disolución de AIDESEP en caso contrario se suspenderá la Mesa Amazónica (Noviembre 2009)
Como vemos la interacción entre la AIDESEP y el gobierno central ha sido muy accidentada afectándose el desenvolvimiento de la Mesa y la construcción de confianza.
Recordemos dos puntos de importancia. El primero referido a los espacios de diálogo. Su objeto principal es acercar a los actores para construir permanentemente confianza y entendimiento mutuo a partir de lo cual se mejoran los aspectos relacionales y comunicativos entre las partes, para posteriormente avocarse a resolver sus diferencias.
Claramente este es un elemento que requiere trabajo arduo en la Mesa Amazónica. Bastaría tan solo con administrar fluida y eficientemente el trabajo que vienen realizando los grupos de trabajo, reconocer a AIDESEP formalmente como actor de la Mesa Amazónica y acordar explícitamente el cese de acciones que afectan el proceso.
Segundo, existe una muy grande expectativa de los pueblos amazónicos y de sectores de la comunidad internacional sobre el resultado de este proceso dialogado. El Estado Peruano está ante una histórica oportunidad que se convertiría en el punto de quiebre para reconstruir las relaciones entre los pueblos amazónicos y el Estado, una relación que históricamente ha estado caracterizada por la invisibilización, el desconocimiento y el abandono. Es a su vez una gran oportunidad para construir una propuesta participativa y conjunta bajo enfoques de desarrollo sostenible e interculturalidad que debería convertirse en un referente para la región. Nos brinda también la oportunidad para demostrar que el diálogo bien encaminado sí funciona revirtiendo el desprestigio que viene afectándolo últimamente.
Y sobre todo es una gran oportunidad para convertirnos en nación, de dejar de lado las barreras y las diferencias que nos separan, de reconocer lo importante de la alteridad y de reconciliarnos entre nosotros mismos.
En este proceso no puede haber vuelta atrás.